Cuando hablamos de estrategias de Data Analytics o de Big Data normalmente se usan de forma habitual términos como datos, conocimiento e información en la misma dimensión. Pero ¿realmente entendemos dónde está la diferencia? ¿Sabemos distinguir qué significan cada uno por separado?
La necesidad de tener una correcta compresión de su significado ya es básico para poder abordar con acierto cualquier estrategia que intente en el ámbito empresarial aportar valor. En realidad, no se concibe una óptima gestión y explotación del Big Data sin entender el objetivo último de éste, que no es otro que generar conocimiento para la acción y esto lleva añadido entender que primero los datos son la base (la unidad mínima) para generar la información, que va a servir en un segundo nivel para obtener conocimiento.
El dato es la la unidad principal para activar en última instancia el conocimiento Clic para tuitearAsí, ya tenemos la primera definición: El dato es la la unidad principal para activar en última instancia el conocimiento. Es el primer elemento que debemos contemplar, pero hay que tener en cuenta que el dato en sí mismo no dice nada, ni tampoco arroja luz sobre por qué ocurren las cosas.
Por ejemplo, tener un número de teléfono de un cliente, su DNI, o su dirección de mail no nos lleva a ningún lado. Tampoco saber de forma aislada las ventas que hemos realizado este año.
Todos los días las compañías manejan a diario un ingente volumen de datos, pero no por ello saben sacar valor a los mismos. Así, hay que tener claro que los datos describen parte de lo que sucede en la realidad, pero no producen interpretaciones o son orientativos para la acción.
Para su mejor compresión hay quien establece, incluso, la división diciendo simplemente que los datos están localizados en el mundo, frente a el conocimiento que es propio de distintos agentes (personas, empresas) dejando a la información el papel de mediador entre ambos.
Diferencias entre información y conocimiento
Lo que parece evidente es que de los datos no se genera directamente conocimiento, si no contemplamos la información y para esta se necesita necesariamente un emisor y un receptor, como cuestión ineludible.
Hay que tener claro que en la información siempre hay datos, pero éstos tienen un significado arropado por un contexto y esta información sí que es de gran importancia para tomar decisiones.
Normalmente en la información, los datos están no sólo contextualizados, sino categorizados (conocemos las unidades de análisis de los componentes principales de los datos), calculados y hasta corregidos. Es decir: se han procesado matemáticamente o estadísticamente y esto genera resultados que finalmente se resumen de forma normalmente concisa.
El conocimiento se deriva de la información y esta deriva de los datos. Clic para tuitearLo más importante es que la información es capaz de cambiar la percepción que se tiene de una cuestión, e impacta directamente sobre los juicios de valor y en los comportamientos, ya que la información siempre tiene significado y se origina con un propósito, proporcionando valor al receptor cuando esos datos son procesados y transformados.
Pero cuidado, no toda la gestión de datos masivos tiene como propósito último generar conocimiento. El conocimiento se encuentra encerrado dentro de los datos, pero también en las rutinas, procesos y normas, sólo hay que extraerlo. En definitiva, el conocimiento se deriva de la información y esta deriva de los datos. Es una cadena que hay que optimizar de forma permanente para que ese conocimiento sea verdaderamente útil.
Normalmente se dice que el conocimiento va parejo a las personas y sale de la experiencia, los valores y el know-how, siendo relevante para la acción y toma de decisiones. Según la Real Academia de la Lengua, el conocimiento es inteligencia, entendimiento, razón natural y también saber. Sin embargo, para el filósofo Platón, en cambio, el conocimiento era “aquello necesariamente verdadero” frente a la creencia o la opinión que ignoran la realidad de las cosas, “formando parte de lo probable o lo aparente”.
Lo que no cabe duda es que para que la información llegue a ser conocimiento hace falta:
- Comparación con otros elementos
- Predicción de consecuencias
- Búsqueda de conexiones
- Conversación con otros portadores de conocimiento.
En realidad, todos recibimos al día mucha información, pero pocos sabemos convertirlas en el conocimiento. La compañía que logre extraer el verdadero valor a los datos convirtiendo a estos en conocimiento, será una organización verdaderamente inteligente. ¿Comenzamos?