Tener unas zapatillas que nos digan los kilómetros que hemos recorrido o nuestro reloj nos avise de las pulsaciones no es ya ciencia ficción. Cada vez está más cerca, además, que nuestro frigorífico nos avise de la fecha de caducidad de todos nuestros alimentos o, por ejemplo, comprar ropa interior capaz de detectar el cáncer de mama.

La tendencia es imparable: ciudades, agricultura, coches, hospitales… En 2020 habrá conectados entre 22.000 y 50.000 millones de dispositivos, lo que traerá una cascada de datos en tiempo real.

Cualquier objeto en el futuro será susceptible de ser conectado y esto implica que casi todo puede ser una valiosa fuente de datos.

Es la llamada revolución del IoT, bautizado como Internet de las Cosas (Internet of things) que está suponiendo y supondrá aún más en los próximos años un cambio drástico en nuestras vidas, ya que impactará decisivamente tanto en la forma en la que trabajamos y vivimos, porque el IoT tiene un enorme potencial en el campo de la salud, pero también lo tendrá en el ámbito empresarial.

El IoT será estratégico para los negocios y su misión será crítica en la toma de decisiones Clic para tuitear

El IoT, según su definición, consiste en “un nuevo sistema tecnológico donde tanto personas como objetos puedan conectarse a Internet en cualquier momento y lugar” a través de la integración de sensores y dispositivos en objetos o cosas, lo que producirá una verdadera transformación en la forma de hacer negocios y en el día a día de nuestras vidas.

Esa ‘interconexión digital’ hará autónomo a cualquier dispositivo, convirtiendo objetos inertes en inteligentes, emitiendo a la vez información muy valiosa a las compañías que deben estar preparadas para interpretarlas.

De hecho, las organizaciones deben aprovechar todo lo que puedan la gestión de esos datos para sacar el máximo potencial en su negocio.

Así, las compañías que apuesten por el IoT podrán ofrecer productos y servicios más personalizados, ya que descubrirán más fácilmente lo que quieren sus clientes, mejorando en productividad y la eficiencia.

Se trata de abrazar la conectividad digital a través de sensores conectados a un núcleo. Sus resultados beneficiarán a todos los sectores por igual, desde la asistencia sanitaria, industria, automoción, agricultura, construcción de ciudades inteligentes (smart cities)… llevándonos a rentabilizar aún más los recursos y sobre todo a ser mucho más inteligentes.

Para entender el desarrollo de IoT hay que contemplar tres aspectos esenciales, según Accenture:

  1. Miniaturización por la que los componentes son cada vez más pequeños, lo que está facilitando la conexión de prácticamente de cualquier cosa, desde cualquier sitio y momento.
  2. Eliminación de barreras de la infraestructura de teléfonía móvil.
  3. Proliferación de aplicaciones y servicios que ponen en uso y en valor la cantidad de información creada a partir del Internet de las Cosas.

Pero el punto fuerte del IoT está en la recopilación de datos, su almacenamiento en la nube y posteriormente el análisis de esa información.

La capacidad de obtención de datos continuos con sensores y que el sistema, además, esté dotado de inteligencia hará que con esos mismos datos recogidos puedan ayudar a tomar decisiones tales como ser capaces de inyectar una cantidad adecuada de insulina a un paciente en un momento determinado, o facilitar la venta de acciones en bolsa obteniendo el mayor beneficio.

El IoT será estratégico para los negocios y su misión, por tanto, será crítica en la toma de decisiones, otorgando de más agilidad a las acciones, mejorando procesos y logrando empresas más innovadoras y productivas, pero también consiguiendo ahorrar costos y mejorar la seguridad. ¿Preparado?